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La ciencia ficción, fundadora de mis imaginarios (1.ª parte: descubrimiento de mis primeras obras)

Para escribir este artículo, me dije: «voy a empezar por enumerar todas las obras de anticipación dibujadas, escritas o filmadas que me han marcado especialmente y, por tanto, me han influido enormemente. De esta forma, podré asociarlas a un evento o a un pasaje particular de mi vida». Y me sorprendí cuando escribí una lista de títulos bastante imponente.

 

Mis primeros recuerdos se remontan a la lectura de los libros de Julio Verne: Viaje al centro de la Tierra, De la tierra a la luna, Veinte mil leguas de viaje submarino, La isla misteriosa Verne fue uno de los precursores del movimiento steampunk*, que descubrí mucho más tarde gracias a la serie Las aventuras de Jim West.

Durante las vacaciones de verano en casa de mis abuelos maternos, a principios de los años setenta, todos los sábados veía en la TF1 la serie británica Cosmos 1999 con Martin Landau y Barbara Bain. También me acuerdo de la serie en blanco y negro The Twilight Zone, una auténtica mina de historias fantásticas, raras y enigmáticas, que en su mayoría trataban sobre temas que después serían explotados y desarrollados por muchos autores de ciencia ficción.

Volví a ver la serie hace unos años y, dejando de lado los decorados y el vestuario ligeramente anticuados, sigo disfrutando lo mismo viendo estos episodios. Durante este mismo periodo (1970-1975), el descubrimiento en el cine de 2001: Una odisea en el espacio de Kubrick y, en la pequeña pantalla, de El planeta de los simios de Franklin Schaffner, protagonizada por el fabuloso Charlton Heston, fueron revelaciones que impulsaron mi pasión por la ciencia ficción.

 

Después, en 1977, conocí a alguien que sería importante en mi vida: Jean-Paul Thaulez, que poseía una pequeña librería no muy lejos de donde vivían mis padres. Por intermediación de mi madre, llegué a conocer a este polifacético personaje (diseñador gráfico, dibujante, músico, escritor), apasionado de los cómics y… de la ciencia ficción. En la tienda de Jean-Paul compré mis primeros cómics de ciencia ficción: Los náufragos del tiempo de Jean-Claude Forest y Paul Gillon en la versión bicolor editada en BD Hachette, El vagabundo de los limbos de Godard y Ribera con su personaje depresivo, Axle Munshine, que es perseguido por Chimeer, esa mujer seductora que se le aparece regularmente en sueños. También adquirí El dios viviente en la versión editada por Rossel con la portada rosa, dibujada y guionizada por el joven Comès, así como los primeros Valerian de Jean-Claude Mézières y Pierre Christin. Después llegó el descubrimiento de la revista trimestral Métal hurlant editada por los Humanoides Asociados extraordinarios: Philippe Druillet, Mœbius (alias «Gir» o «Giraud») con su suntuoso Arzach, Richard Corben, Enki Bilal, Luc & François Schuiten, Forest, Gaza, etc.

Jean-Paul entendió enseguida mi pasión por el dibujo y los cómics y me propuso ayudarle, y luego asistirle en su trabajo profesional. Así, empecé a realizar mis primeras experiencias gráficas participando en la elaboración de maquetas de la revista Spatial editada por Michel Deligne y en el coloreado del cómic erótico-espacial Slot-Barr de Francisco Solano López. En esta época me divertía reproduciendo en gran formato las láminas de Yragaël de Philippe Druillet. Muy inspirado por este artista, utilicé el mismo diseño gráfico para ilustrar el cartel del baile retórico del Ateneo Provincial de La Louvière. Estábamos en 1978…

 

* Movimiento literario que combina la tecnología y la estética de la era victoriana del siglo XIX con elementos futuristas basados en el desarrollo de la máquina de vapor en detrimento de la electricidad

 

Entrevista de Olivier Ledroit y Philippe Druillet (en francés)

© Glénat – Entretien mené par Laurent Duroche – Mad Movies